Con toda seguridad, este es el post menos original que pueda hacer esta semana. Probablemente lo habreis oído: Radiohead, el sueño húmedo de todo crítico musical que se precie, han sacado un nuevo disco, únicamente disponible (de momento) en formato mp3, descargado desde su página web. Y, además, por el precio que el usuario elija, incluyendo gratis.

Evidentemente, esto es revolucionario, desafía a la industria musical e inicia un camino que probablemente sigan muchos otros artistas. Pero, en todo este ruido mediático, se ha perdido de vista lo realmente importante: ¿El disco es bueno? Y la respuesta es: Sí. Más concretamente, el disco es buenísimo. Para mí, el segundo o tercer mejor disco del año, y el mejor disco de Radiohead desde el mítico OK Computer (1997), que es según el consenso general el mejor disco de los 90.

Es un poco difícil "explicar" Radiohead, al menos para mí (y durante mucho tiempo renegué de ellos). Es música no para escuchar, sino para sumergirse en ella. No funciona bajo ningún concepto como "música de fondo", para escuchar mientras haces otras cosas: requiere toda tu atención. Y si no se la prestas la música se difumina, pierde fuerza, se vuelve intrascendente. Lo ideal es escucharla con auriculares, o unos buenos altavoces, en la oscuridad.

In Rainbows comienza con un ritmo rápido, fracturado y anárquico, en la tradición de sus discos más electrónicos. Thom Yorke empieza a cantar "How come I end up where I started", y, a los 40 segundos, después de acumular tensión a base de percusión, entra la guitarra, abriendo una salida, liberando la tensión y dando comienzo al disco.

Radiohead - 15 Step

Cuando empecé este blog, en abril, lo inauguré con Amiina. Ayer, seis meses después, las ví en directo, en la sala Moby Dick.

Llegamos al local a las nueve y cuarto, y tras un rato de espera compramos las entradas y pasmos adentro. Nos tomamos unas cañas y cogimos sitio al lado del escenario. Tras unos veinte minutos de espera, a las diez y cuarto, subieron al escenario y empezaron a tocar. Dos de ellas (Hildur y María), cada una con un arco de violín en cada mano, frotaban verticalmente el canto de las piezas de dos metalófonos. Es un poco difícil de explicar sin haberlo visto, pero el resultado sonoro ponía la carne de gallina. Eran en total cuatro notas distintas sonando a la vez, con un timbre parecido al que se produce al frotar el borde húmedo de una copa (también tocaron copas durante el concierto), pero más intenso. Más adelante entraron los violines (eléctricos), violonchelos, liras, laúdes, sintetizadores, acordeón, cítaras (que no sitares), timbres de mesa, sierras y una especie de organillo hecho con un papel perforado y copas llenas de agua conectadas a altavoces. Y alguno más que me habré olvidado.

Y no usan todos estos instrumentos porque sí, porque pueden, sino que todos ellos son herramientas útiles al servicio de las melodías (o la ausencia de éstas). Durante lo que duró el concierto, algo más de una hora, no pararon de cambiarse de instrumentos, incluso durante las canciones. Y así hasta que en el bis interpretaron "Soga" con cuatro sierras. Los vídeos que hay más abajo no transmiten la misma sensación que verlas en directo, que experimentar físicamente esos sonidos a cosa de un metro de los instrumentos que los producen. Eso es un lujo de los que tuvimos la suerte de estar allí.

Amiina - Seoul


Amiina - Hemipode


Después del concierto nos esperamos un poco, y compré un vinilo (Animamina) que me firmaron las cuatro componentes del grupo. Primero dos de ellas, las que lo estaban vendiendo, y luego Bárbara les pidió el rotulador y nos acercamos al escenario para que nos lo firmaran las dos restantes, que estaban guardando los instrumentos. Hablé un poco también con ellas, les dije que había disfrutado el concierto un montón y que su música me encanta. Ellas asentían y sonreían. Y todos contentos. Especialmente yo:

Fotos: